Rafael Berrio

Iba a ser el verano de las cervezas y los rompeolas, el de los Beach Boys y las playas de California. El de las melodías surferas y los coros bulliciosos. Cómo iba yo a saber que los no- sitios son caprichosos , en sus bandas sonoras no hay señales ni mapas ni estaciones. Como el amor, son lugares raros dónde las lagartijas reptan por el porche a la misma hora. Todos los atardeceres,  como si fuera un simulacro. Y mientras suenan pianos quebradizos y  aúllan unas cuerdas que duelen, se quedan quietas y distantes en la noche, escuchando los valses tristes que lloran un verano feliz. Como cualquier borracho distinguido.

Cómo iba yo a saber que todos lo tiempos perdidos viajarían apilados en la bodega de un avión. Albumes con nombre de mujer que ya no iba a volver a abrir. Recuerdos embalsamados sobrevivienendo al zumbido de un pasado que vuelve a dónde empezó todo. Ahora es tiempo de soltar amarras, de lanzarse a quemar naves. Como Cortés. Sueños de capitán al final de la noche.  De escuchar el fraseo desidioso pero lapidario de alguién que nos alienta a hacerlo así. Y lo sabemos hacer. Es tiempo del boxeador que sentado en su rincón, con la mirada vaga y el cuerpo ya inmune a los golpes, no siente miedo porque ha perdido mil veces.  Y sonríe . Cada esquiva , un requiem. Cada crochet, una nana. Es tiempo del poeta que quema todos sus fantasmas para enterrarlos bajo el hollín irónico de unos textos que interpelan y pican como un aguijon balsámico. Como una verdad desnuda:

“Como iba yo a saber que estabas tan cerca realmente, que ni mirando de frente.”

Ha sido el verano de Rafael Berrio.
El verano de 1971.

 

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Kids On A Crime Spree » Sweet Tooth»

Casi como una liturgia pre-veraniega , toca renovar los cd´s del estuche del coche.  En busca de un merecido descanso , enfilan el camino de la estantería de casa,  ese » banquillo»  estacional ,  los siempre infalibles Low, Tindersticks, Band of Horses, Nina Nastasia, Dominique A…Formidable su trabajo en las noches gélidas de cristales empañados y cielos opacos . Toca bajar las ventanas, encender el aire acondicionado, agitar los brazos. Es hora del olor a salitre,  el after-sun,  la botella de agua recalentada zigzegueando por el suelo. Las palmas, los coros, el fuzz y el reverb.  El sha la la.  Vuelven fieles Phil Spector y los Beach Boys.  Otro año más , tocan las playas de California.
Lo peliagudo es elegir entre toda la horda de bandas que se han arrojado al revival del surf pop. Si el año pasado mi podium particular lo ocuparon The Strange Boys , Harlem y Surfer Blood , este año ya hay unos que suben fijo al cajón: Kids on a Crime Spree. Los de Oackland acaban de publicar «We love you so bad» , ocho trallazos de vocación  canicular que homenajean al santo grial del sunny – pop sesentero : melodías infecciosas que surfean sobre estructuras nada alambicadas,  coros contagiosos , una dosis justa de distorsión… 21 minutos de sonido lofi ( grabado en un estudio analógico)  que sirven para rubricar que el verano y las playas de California ya están aquí. Otro año más…
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Artic Monkeys » Black treacle» + don´t sit down cause I´ve moved your chair»

Alex Turner , el líder de Artic Monkeys, sigue siendo el más listo de la clase.  En el 2009 se fue al desierto de Mojave  a enterrar la bandera de grupo generacional y de allí salío un artefacto («Humbug» ) oscuro,  denso , plúmbeo , que de la mano en la producción de Josh Homme (Queens of the Stone Age) rozaba el larguero del sonido stoner. Rock a palo seco. Era un aviso para navegantes y, sobre todo, para todos los profetas del hype. Para los que pensaban que la ferocidad de sus melodías, ese vértigo inicial y sus memorables estribillos al filo del punk encerraban dentro su fecha de caducidad, el mensaje era palmario: se acabó la fiesta, las luces en la pista de baile se habían apagado. De golpe, los de Sheffield se habían sacudido de encima toda la presión de quienes proyectaban sobre ellos la sombra de simple epígono de Blur u Oasis. Una jugada maestra.
» Suck it and see» es su nuevo disco. Quienes esperaban otro viraje de 180 grados, otro «todo o nada», pueden seguir sentados. Turner ha puesto encima de la mesa toda su inteligencia , talento y madurez ( sí , madurez) para macerar el sonido de sus tres discos anteriores y exhibir una sonido aplastante, sin fisuras. Atemporal?  Todo lo contrario , un disco que huele a la psicodelia de los 60, al rock más lisergico de los 70, con restos del post-punk de los  80 o del pop más clásico de los 90..Canciones que destilan una paleta de sonidos que mutan desde las guitarras más pesadas heredadas del último disco («don´t sit down cause I´ve moved your chair») a un sonido más clásico , accesible y pop ,  como en «black treacle» , que se abre con un riff pegajoso  y dónde la voz melódica , carismática y versátil de Turner  matiza todas las ondulaciones de la canción variando los tempos con la ayuda impagable de Matt Helders , cuya  metronómica percusión acelera o frena el pulso de cada tema de una manera brillante.
Habrá a quienes les escame (y ahuyente) verlos pelear por el número 1 de ventas con grupos como Lady Gaga o Shakira. Yo les aconsejo que lean la portada : suck it and see. Pruébalo y ve.

 

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Herman Dune » Tell me something I don´t know»

Si hubiera escrito este post hace un mes , habría arrancado el texto con algo parecido a  : “ en un mundo más justo , Herman Dune sería el grupo de cabecera de miles de personas “. ¿ No querías taza ?  Pues toma tazón y medio de justicia. Aunque sea distópica. “ I wish that I could see you soon “ , la genial canción del grupo ( que se publicó en “ Giant “ , 2006)  apunta a canción del verano siguiendo el linaje GergieDannesco, despúes de que una conocida marca de cervezas la haya recuperado para poner música a su anuncio de temporada ( y  tributar de paso la cuota de  “ indiemodernismo”, tan necesario para seguir fagocitando mercado, en fin… ). No creo q ni el bueno de David Ivar YaYa ni su compañero de fatigas Cosmic Neman ( Herman Dune),   tuviesen la más vaga idea a priori de quienes eran Isabel Coixet (directora del spot) o Ferrán Adria/Elena Anaya ( protagonistas del clip), en todo caso, si alguién merece un golpe de efecto -aunque sea por la vía más utilitarista de la industria musical- me alegro que sean ellos. Por lo menos , el lema no puede ser más atinado “ A veces lo normal puede ser extraordinario
En todo caso, lo que verdaderamente importa en relación al dúo franco – sueco es que tienen nuevo disco «Strange moosic «( 2011) y que su estado de forma compositivo sigue siendo majestuoso. Sin llegar a las cotas de lucidez y refinamiento melódico de su anterior disco “ Next year in Zion”(2008) pero alejados de sus orígenes más lo-fi, despliegan de nuevo toda su sencillez y minimalismo pop/folk, ese que les sitúa a medio camino entre Hefner , Daniel Johnston y Jonathan Richman. Una alquimia infalible de deliciosas melodías ( con la voz inconfundible de David filtreando con una especie singular de spoken word ) , coros que se pegan como la resina, textos cargados de romanticismo y buenas vibraciones y ese punto bizarro marca de la casa. El mismo que les ha llevado a entregar el protagonismo del primer videoclip del disco a una estrafalaria historia de amor / amistad entre Jon Hamm (el famoso Donald Draper de Mad Men) y una criatura que aterriza súbitamente en este mundo , una mezcla de Yeti azul y Fraggle.
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Titus Andronicus » No Future Part Three: Escape From No Future» + » The Battle of Hampton Roads»

“You people out there, you think you know New Jersey. You think because you’ve seen the Sopranos, The Real Housewives, The Jersey Shore. You heard about the garbage dumps. You smelled the Meadowlands when you were driving down the Turnpike. You think you know New Jersey? You don’t know anything about New Jersey. That’s why me and my four best friends, together we make up Titus Andronicus, and we’re going to go up and down this state. We are going to show the world, through this video what New Jersey is really all about.”
El que escupe rabioso ese orgullo de barrio es Richard Stickles,  el cantante de Titus Andronicus, quién furioso con el mundo y harto de complejos y patrañas catódicas quiere enseñarnos el verdadero New Jersey en el video de “No Future Part Three: Escape From No Future”, perteneciente a su segundo disco The monitor ( 2010).  A tumba abierta , sin cavilaciones , se lanzan a recorrer su ciudad en un ejercicio de celebración colectiva de rock desbocado , impetuoso y  primigenio que te hace querer subirte a su particular tour de force y terminar gritando con ellos en ese cínico e infinito coro final “ you will always be a looser and that´s ok “
Y es que “ The monitor” – inspirado a nivel temático en la guerra civil americana- ,  está infestado de perdedores y de crónicas amargas sobre las contradicciones del sueño americano y sobre todas las aflicciones que asolan a una sociedad abúlica, practicamente herida de muerte. Por eso su música es tan necesaria , porque funciona como metralla de angustia vital , como exorcismo de toda la rabia y todo lo absurdo por los conflictos heredados y porque perforan el inconsciente con frases letánicas como ese «the enemy is everywhere”.  Y todo envuelto en un incendio que suena a The Pogues invitando a su verbena a los two gallants y los Arcade Fire del “ funeral”.
Un album plagado de citas ( “ tramps like us, baby we were born to die”), menciones y discursos como el de Lincoln que inaugura ese martillazo de sonido devastador  que es A more perfect union«:  “ As a nation of free men, we must live through all times, or die by suicide”. Aunque el espíritu del disco se eleva a modo a epítome épico y heroico en los 14 minutos del corte final “ The Battle of Hampton Roads” : la voz incandescente de Richard Stickles , los coros demenciales, y las guitarras a la carrera , que agotadas y desangradas en el minuto 9.22 dan paso a unas gaitas  gloriosas . Entonces con un nudo en la garganta, colapsado, intuyes por la percusión marcial que renace y asoma de nuevo, que todavía les queda munición y orgullo para seguir peleando.
Orgullo de perdedores. La esencia del rock and roll
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The Marzipan Man » When little Johanna dances» + » Hipnotized»

Conocí a The Marzipan Man casi por una serendipia. En la radio sonaba a lo lejos una canción que no conocía de Yo la tengo, así que excitado agudicé el oído para escudriñar la letra y rastrearla a posteriori:“…take this wind as an advice…”. Algo extraño había en la voz, no cuadraba ni con Ira ni con Georgia . Y aún menos con James. Google hizo la luz : ni rastro de los de Hoboken, la canción era de un grupo mallorquín que se llamaba The Marzipan Man ( o lo que es lo mismo, Jordi Herrera)  y estaba incluída en su primer disco, publicado en el 2007 : “ The marzipan man stories” .
La dichosa confusión invitaba desaforadamente a zambullirse en el disco y  compulsarlo en su totalidad. La primera impresión fue desconcertante , su arsenal melódico era tan excesivo como ecléctico: tan pronto sonaban al twee pop de Beat Happening como a psicodelia vaporosa estilo Cocteau twins. Plagado de sugerentes arreglos, había de fondo un muro de sonido infantil , como de fábulas para adultos contadas en una atmósfera de misterio. Intrigante y atrevido. Como la historia en la que Jordi cuenta que el hombre mazapán vive debajo de un arból , de dónde no sale casi nunca y dónde escribe y escribe sin parar. El dice que se lo encontró en el bosque de Salisbury , un día lluvioso y le contó historias. Historias que ahora son canciones.
Y que se acaban de publicar en  Adventures ( 2011) , su segundo disco y la confirmación de un corpus musical y lírico que podría perfectamente ser la banda sonora de esa frase que dice que “ La imaginación es más importante que el conocimiento”. Melodías deslumbrantes al servicio de historias y personajes venidos de otros mundos, como esas muñecas de Dresden que sueñan el futuro y lo dibujan en paredes con carbón y cera («Dresden dolls»). O el baile de la pequeña Johanna (» When little Johanna dances») , ese que hace que todos los chicos de la clase pierdan los papeles y  suspendan matemáticas. Historias sobre amores y soles eternos , como el mismo Jordi cuenta sobre “ Hipnotized” :

“ Estar enamorado es estar hipnotizado, entre otras cosas. Damos vueltas y vueltas en un barrio periférico de una galaxia en espiral, que nos mantiene, si queremos, hipnotizados, y el sol nunca se pone realmente..”

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The Feelies «Time is right» + «Morning comes»

Si Superchunk se han tomado más de una década para certificar con su “Majesty Shredding“ (2010) que a power pop no les tose nadie, The Feelies han prolongado su barbecho compositivo más de  20 años para publicar este inesperado  “ Here before”(2011) y seguir justo en el mismo sitio dónde lo habían dejado en 1991 con “Time for a Witness». Para entonces,  ya se habían alejado de aquel artefacto de culto de sonido irrepetible,  infeccioso , destartalado y frenético  que  fue “Crazy rythms» (1980 ), templando su urgencia rítmica y evolucionando su sonido hacia  territorios más aledaños a un jangle melódico con ascendencia “velvetiana” de guitarras escurridizas, cadencia melancólica y alguna que otra licencia en forma de veta más nerviosa.
Sea como fuere, todas las dudas y suspicacias  que puede generar un hiato de 20 años quedan disipadas abruptamente tras la primera y epatante escucha de “ Here before” : the Feelies siguen sonando elegantes , maduros, vibrantes  , descarados y  con ese lustre atemporal de un disco que sonaría vigente y fresco 20 años antes. O 20 años despúes. No han malogrado ninguna de las señas de identidad que les hace imprescindibles y en las que se asientan con una comodidad que deslumbra:  un bajo musculoso  dibujando melodías pegadizas, la angustia adolescente de sus guitarras rítmicas sincopadas , la percusión surfeando imprevisible, el fraseo desganado a lo Lou Reed de Glen Mercer o  los punteos, solos y adornos (esas campanas en “later on” ) que estallan como chispazos imprevistos.
“Is it too late to do it again?” se pregunta Mercer en “Nobody knows”,  la canción que abre el disco. 46 minutos despúes ellos se encargan de dar una respuesta proverbial : nunca es tarde si la dicha es buena. Y la de the Feelies no es que sea buena, es buenísima.
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Blouse » Into Black»

Un París espectral y crudo es el escenario de fondo para el baile al límite de la locura de Juliette Binoche y Denis Lavant en Los amantes del Pont Neuf ( Leox Carax 1991). La escena, vibrante y de un lirismo arrasador, rescata por un momento a los personajes de un destino dramático y , usando los fuegos artificiales como una válvula de entrada de aire,  les insufla un punto de vitalidad y de euforia casi imposible. Algo de eso hay en la música de Blouse y por eso tiene todo el sentido que el colectivo Wooden Lens haya elegido fragmentos de esa escena para poner imágenes al single de debut  del trío de Portland.
Google no sabe nada de ellos: ni myspace , ni facebook ni web. Un raquítico bandcamp revela que  “Into black “ comparte 7” con “ firestarter “ ,  dos aldabonazos inapelables que les han catapultado a fichar por el sello Captured Tracks , jardín del edén y refugio para la última oleada de bandas que han hecho bandera del dream pop con aires retro ( Wild nothing, Beach fossils , Minks,..).
Into black”  tiene todo para esquivar el recuerdo fugaz y alojarse en la cabeza de cualquiera que le conceda 2 escuchas : una linea de bajo electrificado volcánica (  the xx: presentes!!) , unos sintetizadores subidos en una montaña rusa, entre el goth – pop y las atmósferas más neblinosas , una percusión matemática y la voz anémica de Charlie Hilton volatilizando  unas melodías envolventes mientras susurra » I wanna watch you fade into…«.  Todo ello consigue agitarse hasta conseguir una sensación de elevación fascinante , una rara mezcla de melancolía y vitalismo. Como en esa escena de los amantes en el Pont Neuf..
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The Wave Pictures » Little Surprise»

La voz de Dave Tattersall es como una cordillera : lo mismo sube enfática y engolada que baja en falsete por un tobogán interminable de molinetes melódicos. Y cuando eso pasa, irremediablemente y como un acto reflejo,  la cabeza se ladea hacia un lado y otro,  los tobillos se desbocan y la vida parece que cambia de color. Esa es la magia intransferible de The Wave Pictures: pequeñas e inagotables canciones que te hechizan y que son un émbolo que te dispara el estado de ánimo. Un antídoto infalible para rutinas, escalas de grises y pequeños desastres cotidianos.
Aprovechando un estado de gracia compositivo que parece una fiebre que no remite (  6º disco en 5 años ) y una fertílisima actividad en directo ( para regocijo nuestro, con especial hincapié en España), se encerraron durante 48 en la casa de Darren Hayman ( Hefner )  para parir este  “ Beer in the Breakers” que verá la luz el 2 de Mayo y cuyo vinilo publicará en exclusiva el sello Acuarela con 3 canciones extras.  El resultado es otra fascinante colección de historias agridulces y aflicciones domésticas que se filtran por el circuito habitual de los ingleses, pop/rock infeccioso y vitalista, que lo mismo suena a Violent Femmes que a Jonathan Richman o a Herman Dune, con esos solos de guitarra ya marca de la casa.
“ Little surprise “ es el primer single del disco y según reconoce el propio Tattersall : “Escribí la letra en un bar en Múnich, resacoso, a primera hora de la mañana. Describe una escena en la que están involucradas dos personas que trabajan ahí y tienen una especie de disputa. Es muy misterioso. Uno de ellos tiene una “pequeña sorpresa planeada”, pero nunca llegamos a saber qué es «.
Lo que ya ha dejado de ser una sorpresa es la música de los Wave Pictures: canciones perfectas para este verano de cervezas y rompeolas.
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The Decemberists » Calamity song» + » Down by the water»

Si buscas en el diccionario la definición de canción perfecta, aparece una foto de Colin Meloy, el líder de The Decemberists.  Según un cable extraviado de Wikileaks , es la página que consulta desquiciado desde hace años Michael Stipe. Pero no hay manera. «The king is dead»   (2011), el nuevo album de los de Portland , es una rutilante colección de canciones  luminosas , limpias, con una métrica melódica insuperable. Una respuesta sin paliativos para sofocar las dudas que suscitó su anterior trabajo » Hazard of love » ( 2009),  una apuesta megalómana, un cuerpo extraño en su discografía disfrazado de monumental ópera pop , barroca , excesiva y que soterraba todo el patrimonio melódico atesorado anteriormente. Un disco que no satisfizo ni a a ellos ni a los fans.
Con » The king is dead» vuelven a  desplegar ese puente mágico que conecta el pop más romántico con toda la tradición del country/folk americano y se plantan orgullosos en un carretera dónde transitan libres de peajes y casi sin tráfico ( Jenny and Johnny, Clem Snide, Neko Case..).. Y para  ello recuperan una producción austera pero solvente , sin ornamentos ampulosos y con los únicos ingredientes extras que esparcen su fabulosa slide guitar, las aullidos de una armónicas radiantes , acordeones y algún violín furtivo. El alucinante acompañamiento vocal de Gilliam Welch , dando las puntadas más country , ribetean un sonido que evoca tardes de luz inacabables, paisajes relajados y esa sensación lánguida de que todo se va colocando en su sitio, sin molestar.
Con un guiño nada accidental a los Smiths, dicen que el Rey ha muerto: pues que viva el Rey! y que vivan las canciones perfectas de The Decemberists!
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The Thermals » Saints» ( Breeders cover ) + «I´m gonna change your life»

Siempre he tendido a hacerme fan de grupos por las razones más peregrinas. En la prehistoria de los 90,  si veía  algún reportaje dónde cualquier músico ignoto portaba una camiseta de Sonic Youth, yo me entregaba a su causa incondicionalmente. Algunas veces hasta me llegaba a gustar la música del grupo en cuestión. Abandoné esta noble motivación despúes de los FIB del 97 y 98 ,  festivales dónde había más camisetas de Sonic Youth que personas, incluyendo a los escenarios. Ni el más furibundo de los melómanos podía llegar a tener una cartera de grupos fetiche de semejante proporción. Era de locos. De aquella época me queda todavía otro mecanismo arbitrario para convertirme en fan de un grupo : que hiciera una versión de las Breeders.
Argumento de tal consistencia  me llevó el año pasado a Venezuela.  Concretamente a  » Jóvenes y sexys« , un grupo que tenía en su myspace una sugerente versión del » divine hammer» . Y el mismo móvil me transportó a Portland ( Oregon) , tras llegar a mis oídos que un grupo llamado The Thermals embestían la mítica » Saints» de las hermanas Deal. Hurgando en la biografía de mis nuevos ídolos me sorprendió su fecundidad discográfica ( 5 discos en 8 años) y el hecho de que en el 2006 lanzaran un alegato en forma de disco extremadamente politizado,  que estallaba de lleno en la línea de flotación del conservadurismo religioso americano. Cristo mal, mi admiración en aumento. La gota que colmó mi súbito groupismo fue el dato de que para la grabación de un videoclip de su último disco       habían contado con la aparación de ( me pongo de pie) : Carrie Brownstein, de Sleater Kinney.  Ya no era un fan. Era un jodido hooligan de The Thermals !!! Y todo sin haber escuchado ninguna canción original suya.
Por suerte, la escucha de « Personal Life» (2010) fue un alivio descomunal   Producido por Chris Walla de Death Cab for Cutie , el disco es un tratado imponente de power/pop peligrosamente contagioso. Una línea de bajo atómica conduce el cauce melódico de casi todas las canciones , apoyadas en la poderosa y vibrante voz de Hutch Harris y en una batería trepidante. Incluso, cuando bajan las revoluciones y se disipa la urgencia, son capaces de modelar unas medios tiempos a la altura de los mejores Wedding Present ( «power lies», » a reflection«) .  No hay ni rastro de toda la artillería política desplegada anteriormente , pero sí siguen barnizando de mordacidad y sarcasmo unas letras que tratan sobre las relaciones y la conexión entre las personas. La primera canción se titula » I´m gonna change your life» .  La última » You changed my life».  No hay que atar muchos cabos.
El «método Deal » sigue siendo fiable.
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The Fall » New big Prinz» + » Blindness»

Mark E. Smith ( The Fall) es un misántropo y un cabrón. Hace poco, tocaban en un festival en Dublín junto a la banda folkie » Munford & Sons » , que estaban ensayando placidámente hasta que , cual proyectil, les cayó una botella.  Se escuchó un » callaos , hijos de puta» . Era Mark, no le gustaba nada lo que estaba oyendo. Posteriormenté espetó rudo » Eran terribles , sólo pensé que eran un montón de retrasados de cantantes de folk irlandés».  Son incontables sus encontronazos pendencieros, conflictos,  peleas y demás alteraciones del orden público. 30 años peleándose con el mundo . Exactamente los mismos que ha consagrado a esculpir al frente de The fall un rock de granito, abrasivo , incómodo y contestatario que parece que no tiene fecha de caducidad.
Los números de Mark E. Smith apabullan: en 3 décadas con The Fall ( una banda por la que han desfilado más de 100 músicos) tiene editados más de 100 discos, sumando a los 28 oficiales, directos , ep´s , singles y otras rarezas. Una discografía que alcanza para momentos sublimes y para otros olvidables. Pero en lo que ha sido regular es en tensar el rock hasta niveles dónde nadie ha llegado.  A bastardearlo y pulverizarlo con disonancias abrasivas, drones que vibran como una tuneladora , percusiones metronómicas y sobre todo con una actitud desafiante y retadora inimitable. La de Mark E. Smith : el punk despúes del punk.
La primera vez que les vi en directo fue un gatillazo. Era el 2004 y yo era un advenedizo a The Fall dispuesto a entregarme a su cruzada post-punk.  Salió en una condicion etílica inverosímil y su habitual fraseo balbuceante ni siquiera llegaba a la cacofonía.  Se dedicó – lo que aguanté del concierto ( 20 minutos ) – a putear a todos los integrantes de la banda  : les quitaba las clavijas del ampli, les bajaba el volumen, les pisaba los pedales…Un chiste sin gracia.
Exactamente 3 años tardó en tomarse la revancha y servirla en una bandaja de plata. Por el escenario grande del PS2007 ,  asomó la cada vez más ruinosa figura de Mark E. Smith. Su primera mirada al público fue una mirada displicente , de asco. Nos oteó como si fuéramos una caterva de indeseables. Y zas . A partir de ahí se encendió una locomotora que arrasó todo lo que encontró a su paso. Recuerdo el sonido del bajo como si fuera un tomahawk.  Sus monsergas esta vez sí eran escupitajos orgullosos y provocadores que se solapaban con el sonido de una banda  perfectamente engrasada. Un manguerazo interminable de punk y rock. En un momento del concierto y en uno de sus típicas maniobras de histrionismo despectivo, empujó con ademán destemplado a la chica que estaba en los teclados y se puso a aporrearlo arrítmicamente.  Luego leí que era su esposa.
Mark E. Smith, más de 30 años siendo un cabrón.
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Bill Callahan » Riding for the feeling»

Después del “Sometimes I wish we were an eagle ” ( 2009) , el directo que publicó el año pasado y  este “Apocalypse” ( Drag City  2011), creo q ya se puede decir sin titubeos:  Bill Callahan escala solo, sin más compañía que una mochila q contiene el secreto que funde el folk con el rock, hacia la cima que corona al mejor escritor de canciones de lo que llevamos del siglo. Por suerte, el 21 de Mayo y desde nuestra insignificancia del patio de butacas , le veremos subir unos metros más. Y aunque sólo sea ese tramo, lo haremos con él.
Y es que este “Apocalypse” , siguiendo la terminología bíblica, es el decimoquinto Evangelio según San Bill Callahan ( antes Smog). Un nuevo testamento dónde el barniz cálido de sus dos anteriores  discos se diluye en cierta manera y se combina con  pasajes más estriados , selváticos y tensos,  que desde la tiranía abisal  de su voz,  se angostan y remifican para dejarte respirar en ese claro final que es su última corte, one fine morning”. A sus 44 años, el bardo de Maryland ha llegado a un magisterio en el manejo del fraseo y del timing , que es casi fútil hablar de estilos o de influencias. Cuando quiere suena solemne, cuando quiere íntimo. Acelera o retarda las canciones a su antojo ( «baby´s breath«) , las asilvestra ( «Universal Applicant») o las domestica ( «riding for the feeling» ). Mi amigo D me sugiere el Astral weeks de Van Morrison. No está mal tirado oyendo el folk/ jazz  de “free´s” : libérrimo, sin corsés estilísticos, atemporal, sinuoso, con un dominio apabullante de la voz . !!!Joder, pero es que estamos hablando del “Astral weeks” !!! Esa es la verdadera magnitud del “Apocalypse”. En “riding for the feeling”,  el corte más relajado y frágil del disco , Bill hace una confesión, entre susurros :
“ They just said, «Don’t go, don’t go» Well, all this leaving is neverending . I kept hoping for one more question Or for someone to say, «Who do you think you are?» So I could tell them»
No hace falta Bill, ya lo sabemos. Eres ese escalador que solo y  sin más compañía que tu mochila, caminas hacia lo más alto.
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Buffalo Tom «Kitchen door» / «guilty girls»

Hay veces que basta con estar en el sitio indicado en el momento adecuado.  Cuando el «Nevermind» generó aquella deflagración en el rock independiente a principios de los 90, muchas bandas que pasaban por ahí , se vieron de golpe con un contrato multinacional encima de la mesa. Dificil resisterse : acceso a más público, mejores canales de distribución. Más dinero. La música independiente , por esos extraños mecanismos que ligan lo sociológico con la mercadotecnia, se había convertido súbitamente en una etiqueta «vendible» para la Industria.  Evidentemente las bandas tenían que pagar algún peaje – muchos lo abonaron puntualmente-, otros siguieron incorruptibles y fieles a su estilo ( hay está el caso paradigmático de Sonic Youth con Geffen) . Los que ni se enteraron de la fiesta fueron Buffalo Tom.  Esos días se habían quedado en casa. Oyendo su música ahora, sólo un fenómeno paranormal explica la marginal resonancia que tuvo – y tiene- esta banda imprescindible.
Bill Janovitz (guitarra y voz), Chris Colbourn (bajo y voz) y Tom Maginnis (batería) , es decir Buffalo Tom, se formaron en Boston allá por 1986  y debutaron de la mano de J Mascis de Dinosaur Jr ( quién les produjo sus dos primeros discos). En los 90 fueron depurando y estilizando su sonido , hasta afianzarlo dentro de un pop melódico afilado, de guitarras vigorosas y estribillos sublimes que bebían de los setenteros Big Star y que los emparajaba  directamente con sus coetáneos Teenage Fanclub. Con un paladar exquisito para inventar melodías que se pegaban como el loctite, daba igual que fuera un medio tiempo con crescendo final que un pildorazo de power pop capaz de insuflar energía y melancolía a la vez. Para un servidor, muy superiores a REM o Lemonheads ( estos sí que pillaron el tren ), Buffalo Tom fueron cruelmente ignorados por la gente y orillados por una industria miope, de hecho su status no pasó de ser una college radio band . Tenían más seguidores incluso en Europa que en USA, algo inverosímil oyendo temas como» kitchen door» de su maravilloso » Sleepy Eyed» (1995).
El caso es que 25 años despúes ,  con la misma formación y con igual desatención e indiferencia por parte de público y prensa, siguen facturando discos incontestables, como » Skins» ( 2011).  Ajenos a modas y demas «ismos» , conservan intactas sus señas de identidad y siguen renovando su apuesta por no coger ningún atajo para emocionar con canciones impecables, como esta enérgica » guilty girls». Y es que si de lo que estamos hablando es de pop de guitarras, los que mandan – aunque casi nadie se entere- son Buffalo Tom.

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Manel » El Miquel i l´Olga tornen»

Dada mi empanada letárgica matutina, he tenido que contrastar en internet la noticia de Radio 3 : Manel, 10.000 discos vendidos , número 1 en ventas en su primera semana. Pues efectivamente. Un grupo que canta en catalán y cuyas coordenadas musicales se ubican a medio camino entre el folk catalán tradicional      ( Jaume Sisa , Pau Riba) , el pop orquestal de Beirut o ( no pasa nada por decirlo)  Sufjan Stevens ,  se ha cepillado a Sergio Dalma de lo más alto de la lista. Que corra el champán  ( glups, el cava ) . Guardioladas aparte, quiero pensar que las razones de este pelotazo descansan en una promo bien cuidada y en el deseo de que el idioma deja de ser una coartada ideológica/ político/cultural para no escuchar a un grupo, aunque la música sea buena. Y la música de Manel no es que sea buena…Es mejor.
«10 Milles Per Veure Una Bona Armadura» es la continuación lógica y natural de «Els millors professors europeus» (2008) ,-  si acaso con una produción más cuidada y rica en matices -,  con especial atención a los arreglos de vientos y dejando aparcado el ukelele ,  protagonista principal del primer disco.  Pero sus cimientos de pop / folk esplendoroso y  melodías adictivas siguen  intactos. Sin fisuras.  Igual que las letras, para mi el verdadero ingrediente  por el que su armadura es más brillante que las de otros.  Retazos costumbristas dónde los Bernat,  Miquel, Olga, Vanessa, Dolors o Xavi de turno pasean sus historias repletas de fatalismo, celos,  romanticismo, deseos… Así en  «benvolgut» ,  aparece ese ex de tu novia al que le dicen : » Pero sí te voy viendo en discos que al final no te llevaste, y algunos qué maravilla, y algunos que nunca tendrás suficientemente lejos, querido, y en una sonrisa que hace sola caminando, y en aquella foto antigua olvidada en un cajón» o en «Criticarem les noves modes de pentinats» , hablando de un antiguo amor  «Y quizá no seré tu amigo, ni tendré nada que ver con si eres o no eres feliz. Ya me veo de recuerdo medio triste que se te cruza por la cabeza una mala tarde. Y quizá dormiré abrazadito a una mujer a la que casi no le habré explicado quién eres» . Así son las historias de Manel , gent normal que escribe sobre gente normal. **Para las traducciones y mientras se cuelgan en su web  , acto de fé en el Google translator.
Y la joya de la corona, mi canción del año ( frase que repetiré tan efusiva como desmemoriadamente 6 o 7 veces a lo largo del 2011 ) : «el Miquel i l´Olga tornen» , una historia de una pareja que se reconcilia con guiño incluído a la canción de Espaldamaceta ,«Al Miquel l’ha deixat l’Olga«.  Pop de kilates  y un estribillo radiante dónde un juego de voces repite : » parece tan claro que nos equivocamos como que lo vamos a hacer» .  Manel han vuelto y no precisamente para equivocarse.  Que corra el cava!!!
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Silje Nes » Branches»

La sombra de Laetitia Sadier es alargada.  De hecho  , es una de las más alargadas y estimulantes del  panorama musical en los últimos 20 años . No es raro , por tanto , que cuando la desconocida noruega Silje Nes se presentó en Donosti para telonear a la fundadora de Stereolab y a Mice Parade , los allí presentes estábamos más impacientes por escrutar el proyecto en solitario de la Sadier, que de descubrir su propuesta en directo. Hasta que salió y se plantó en el escenario.  En ese momento el trending topic en la sala fue su elfática y vulnerable figura : animados debates sobre su parecido a Julie Delpy, a la Rosenvinge,…Lo suficiente para que prestáramos atención a un set que arrancó en clave de delicado pop/ folk minimal , pero que escondía  sorpresas al doblar la esquina.
La sensación de extrañeza hubiera sido menor si hubiéramos leído que su carta de presentación -«Opticks» ( 2010) – estaba publicado en FatCat Records, el sello de Animal Collective y Sigur rós o que incluía una versión de Thurston Moore.  Así pues, durante el concierto , paisajes sonoros de tonalidad apacible y basados en la voz susurrante de la noruega , mutaban de golpe en pequeños fragmentos de experimentación vía ruidismo o  escarceos jazzísticos para luego volver a su caudal inicial.  Como esas películas de Egoyan que transcurren plácidamente y de golpe , algo empieza a incomodar. Tb me vinieron  a la cabeza las grabaciones arenosas de Nina Nastasia con Steve Albini.
Escuchado en la tranquilidad de la habitación , » Opticks » se confirma como un trabajo variadísimo en matices instrumentales ( xilófonos, flautas, violas,…) y con una paleta de  sutiles aristas afiladas  ,  que hacen que casi todas las canciones sean parecidas a pequeñas joyas imperfectas.  Como » Branches» , una canción con aroma a pop de cámara tradicional que súbitamente se desfigura en un remolino noise para terminar amansándose al final.
Para Silje Nes, la sombra de Laetitia Sadier no fue alargada. Al menos , no tanto.
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Nico » Desertshore»

Lo dice un tal Oettinger ahora , pero lo dijo Arrabal hace tiempo y nadie le hizo caso: el apocalipsis va a llegar. Y tiene toda la pinta que lo vamos a ver en prime-time mientras hacemos zapping con Gran Hermano…En fin, metidos en harina , habrá que ponerle banda sonora y despedirnos como merece la ocasión. Por suerte -o por desgracia-, ya hay gente que ha ido haciendo el trabajo sucio y llenando el correspondiente estante musical :  la trilogía “… songs” de Matt Elliott , “spiderland” de  Slint,        “ closer”  de Joy Division , cualquiera de Codeine …Y  sobre todos ellos , el “ Desertshore”( 1970)  de Nico : una colección de canciones de  belleza fantasmal y tenebrosa que te abandona a tu suerte desde la primera escucha. Me lo presentó MURSEGO, que en su último concierto en Donostia, casi improvisó una versión desolada, en plan requiem, de “My Only child”. Para ella, un salto al vacío más. Para los que estábamos abajo , una catatonia colectiva.
John Cale ( que fue el único asidero de Nico en su etapa en la Velvet ) , se vuelve a encargar de una producción   majestuosa  y  lúgubre en “ Desertshore “ y  aporta su magisterio multi- instrumental         (piano, viola, violín,..). Pero lo que sella la atmósfera de decadencia solemne del disco son la voz grave e imponente de Nico y su eterno órgano / harmonium . Ya la apertura es un aviso en toda regla : la tremenda Janitor of lunacy te deja aterido y es imposible quitarse el escalofrío en todo el disco. Oír “ le petit chevalier” es espeluznante : una especie de nana espectral cantada por su hijo de 8 años Ari (proveniente de una relación con Alain Delon), la historia dice que fue ella misma la que posteriormente inició a su hijo en el mundo de la drogadicción regalándole un kit de heróina a los 17 años. Tal vez “  Afraid “ sea el único momento en el que piano de Cale se empareja a la voz de Nico y deja tomar una bocanada de aire.
 

A principios de los 70,  cuando se grabó el disco, Nico ya filtreaba con  todos los márgenes del rock y de la vida en general : estaba enganchada a la heroína y vivía entre París y Roma  junto al director de cine francés Philippe Garrel, su pareja entonces. Junto a  él protagonizo una decena de filmes , casi todos ellos experimentales  entre ellos “ “La Cicatrice Interieure” ( que precisamente nutre su Bso de canciones provenientes del “ Desertshore”) .

La cicatriz interior . No se me ocurre ningún título que se ajuste mejor a la sensación que te queda cuando la voz de Nico se apaga y  termina “ All that is my town” . El disco ha terminado.  Ahora sólo queda  curar las heridas….

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Family » Un soplo en el corazón»

Lo digo sin preámbulos ni ambages : » Un soplo en el corazón » ( 1993)  es el mejor disco de pop en castellano de todos los tiempos.  Y punto redondo. Como reza la  web de Elefant – el sello que lo publicó- , más que un disco , es una leyenda. Javier Aramburu ( voz, guitarra) e Iñaki Gametxogoikoetxea ( programaciones, bajo) congelaron el sonido de la melancolía en 14 canciones que rozan lo sublime. Todas ellas funcionan como postales , casi como micropelículas ,  dónde las melodías fluyen con una facilidad desarmante y la voz lánguida de Aramburu se va confesando en unas letras indelebles donde el único personaje es el amor y sus mil caras: la chica de los veranos, los sueños imposibles , el enamoramiento efímero, el desengaño , los recuerdos, …
Lo único que se sabe de » Un soplo en el corazón «( inspirado en el la película «Le Souffle Au Cœur» de Louis Malle ) es que se grabó en los Estudios Vulcano, propiedad de Nacho Canut y  Alaska: prácticamente no hicieron conciertos ni concedieron ninguna entrevista, tampoco se grabó ningún vídeo. Una foto borrosa fue la única promoción del disco.  Era su primer LP… y el último. Family se evaporaron para siempre.
Las referencias sobre su sonido son lugares comunes cuando se habla del disco : el guitarreo de los Smiths, las líneas melódicas de New Order , el pop ochentero de Decima Víctima o Carlos Berlanga. Todo perfectamente acompasado y envuelto en un techno-pop mágico , atemporal,  que rebusca en el pasado pero que a día de hoy ( casi dos décadas despúes) sigue sonando igual de vigente y conmovedor.
Aunque durante todo el disco la felicidad y la tristeza se muestran como dos hermanos siameses, en la última canción » Martin se ha ido para siempre» , casi como un augurio envenenado , aparecen las pequeñas mentiras y los errores que acaban con todo. El intento de despedida. Family se fueron para siempre, pero dejaron un tesoro monumental, un disco insuperable:
Un soplo en el corazón
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Grizzly bear » Alligator ( choir version) » / BSO Blue Valentine

Fundido en negro , el ruido lejano de unos fuegos artificiales y Grizzly Bear sonando de fondo.  Ese es el final de «Blue Valentine«, todo como en un segundo plano, en una especie de nebulosa. Lógico.  El impacto  emocional en ese momento es parecido a haber recibido una pedrada en la cara, así que supongo que aunque hubiera sonado Justin Bieber, no hubiera reaccionado.  En todo caso ,  la BSO fue el estímulo inicial  para ver la película y con el paso del tiempo, he podido rescatar y disfrutar – ya fuera de la onda expansiva de la película- de la prodigiosa secuencia final de los  títulos de créditos.
«Alligator ( choir version ) » es el tema de Grizzly bear que sirve de epílogo apabullante para             » Blue Valentine» y acompaña a esos créditos finales.  Se público en el friend EP ( 2007) , aunque en realidad era una relectura de un tema suyo ( una miniatura de minuto y medio)  que estaba originalmente en su album  » Horn of Plenty«. Con la colaboración de Zach Condon  (Beirut ) y Dirty Projectors, estiran y afilan todas las aristas a un trallazo que se eleva a cámara lenta , impulsado por unas armonías marca de la casa , inflamándose hasta lograr una épica vibrante .  Sólo al final , en una coda celestial ,  la canción se anestesia y da salida a toda la emoción acumulada apoyándose en una sinfonía de trombones , platillos y en un solitario piano.
El video que sigue es la versión abreviada que suena en la película   y aquí está el  recomendabilísimo tema completo.
Un (semi) off-topic: N. Portman puede seguir acumulando 4 millones de premios, pero Michelle Williams es a día de hoy la actriz más emocionante de su generación. A años luz.
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Maria Rodés » lo que hay que oír»

Lejos quedan los tiempos en que el sello Bcore era la plataforma de lanzamiento para gran parte del hardcore/ punk que se facturaba sobre todo en Cataluña.  Ahora, con un catálago más abierto y ecléctico,  asoman estimulantes propuestas como  las de The new Raemon o Maria Rodés. Esta última , dueña de un universo musical personal y arrebatador, se desmarca de la hiperactiva escena nacional del folk femenino y se emparenta directamente con Refree , Nacho Umbert o la Cristina Rosenvige más introspectiva , para deleitar con un pop/folk íntimo, experimental y letras de trazo costumbrista que se cristaliza en su album de debut ( antes había publicado otro como Oníric ): » Una forma de hablar».
Con una original utilización instrumental y apoyadándose en ruidos tan cotidianos como unas llaves, mecheros o una radio vieja, se van creando atmósferas con cadencia bossa, incluso jazz , sobre las que la quebradiza y susurrante voz de María desliza relajada unas historias que bien podrían ser du diario íntimo. Por momentos , ese mezcla de pop de juguete a lo CocoRosie y su delicioso fraseo con aroma a chanson, alcanzan cotas inolvidables como en » a lo mejor» o «la nana del agua».
» Lo que hay que oír» es su primer videoclip. Inspirado en el formato comic que utilizó Dylan para su « Subterranean homsick blues» ,  María se va hasta Paris  para decir a alguién que está harta de fingir y que : » Ya me estás cansando hasta de mi».
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